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Juan. Docente. Consultor. Escritor. Empresario. Perceptian.

Sé cómo funciona la inteligencia cuando persigue metas, y sé qué trampas usa para sabotear nuestros planes.

Crecí y viví con mi hermano pequeño, Andrés. Desde siempre él tenía dificultades ejecutivas, o déficits que no le permitían llevar su vida adelante como quería.

Sus dificultades ejecutivas le causaban sufrimiento, estrés y le quitaban libertad. Fue ahí cuando empecé a interesarme por la parte del cerebro que se encarga de ayudarnos a pasar a la acción, a planificar y a ser más libres.

Siempre que tenía un poco de tiempo libre, asistía a jornadas, leía libros o estudios, o veía documentales relacionados con los lóbulos prefrontales, la parte ejecutiva del cerebro y las funciones ejecutivas. Poco a poco y desde esa indagación, y el amor de ayudar a mi hermano, fue naciendo mi pasión por «el paso a la acción».

Siempre he sido de observar la vida de la gente. Ya no solo a mi hermano, sino que veía muchas personas, muchos profesionales y muchos líderes sufrir por tomar malas decisiones, por ser impulsivos, por no dominar sus vidas, o no poder aplicar lo que querían aplicar.

Era como si supieran lo que hacer, pero no consiguieran llegar a ello. Me llamaba la atención que, aunque fueran libres, no pudieran llegar a lo que se proponían. Esto les pasa a muchas personas en el mundo actual, y causa estrés e infelicidad.

Yo era el típico alto directivo: no paraba nunca, no desconectaba nunca, iba muy rápido, loco y estresado todo el día. En esta inercia creía que era feliz, porque no me faltaba activación y adrenalina. Hasta que me di cuenta de que yo no controlaba ese movimiento de la vida, que me estaba empujando sin yo quererlo. Todos esos planes me controlaban a mí. Yo los ejecutaba, pero no era dueño. 

Si nos cuesta pasar a la acción, es porque la teoría de las cosas es más fácil que la práctica.

Fue entonces cuando decidí profundizar en mi estudio, observación y aplicación de los comportamientos ejecutivos al ámbito organizativo. Como director de ocho empresas, y como profesor de más de 500 alumnos al año, comencé a analizar, pasar cuestionarios y conversar con muchos profesionales y directivos de muchos sectores y edades. Y en todos ellos pude ver el nexo común y la necesidad para fundar Perceptians. Necesitaban ayuda para poder utilizar mejor su inteligencia en el liderazgo del día a día de sus vidas y sus organizaciones. Ya sabemos que la orientación, la planificación y gestión operativa que son estratégicas producen los mejores resultados. Ser ejecutivo es ser estratégicos, porque no nos dejamos ligar fácilmente por el presente o el impulso, y por nuestro matrimonio con el futuro.

De todo este camino de más de 10 años, nace Perceptians. Para ayudar a las personas no solo a ser mejores líderes, sino a encontrar en este parón, en este andar ejecutivo, sus proyectos de felicidad personales tanto dentro como fuera de sus organizaciones. Para ser libres, poder elegir, y llevar todo ello a la práctica. Para que sus vidas pensadas, sean vidas sentidas y vividas. Las puedan ver y tocar, escuchar sus historias cumplidas. Para tener menos estrés, un mayor control de todo y desde el ejercicio de esa historia consciente y sentida, ser mejores con los demás y con el mundo. Solo cuando nosotros estamos bien y conseguimos lo que queremos, estamos preparados para dar lo mejor a los demás.

Me encanta crear movimiento, sólo así se generan nuevas oportunidades.

Perceptians es un proyecto dedicado a la inteligencia humana y a su evolución. Es un proyecto dedicado también al amor por la naturaleza y todo lo que creó. Todos los sistemas vivos necesitan un liderazgo que les ayude a vivir en equilibrio. Buscamos también este efecto amortiguador.