Las emociones no se tuvieron en cuenta en el ámbito profesional hasta finales del siglo XX, pero ahora son una parte fundamental para gestionar personas de manera efectiva y resonante.
Un liderazgo Perceptian tiene en cuenta las emociones, las legitima y las utiliza para situar al equipo en el tinte emocional más adecuado según cada situación.
«Vente llorado de casa», esa es la frase con la que alumnos míos reconocían el contexto que vivieron cuando eran pequeños. Las emociones se dejaban en casa, y en el ámbito profesional se iba solamente a trabajar. Esto está cambiando drásticamente, por lo que como líderes Perceptians debemos tenerlo en cuenta si queremos unos resultados excelentes. Ahora el corazón se puede llevar con nosotros.
Ya vimos que las competencias emocionales son cada vez más importantes para un buen liderazgo emocional y que produzca efectos resonantes en los equipos. Vamos a ver ahora algunas definiciones.
¿Qué son las emociones? ¿Qué las diferencia de los sentimientos?
«Son un procedimiento adaptativo alcanzado durante la evolución para proporcionar un medio eficiente a los genes, para que influyan en nuestra conducta y consigan que sea lo más adecuada posible».
Edmun T. Rolls
Las emociones son un cambio del cuerpo, hacia la inteligencia entera, para dotar de información, interpretación y sentido a las experiencias o momentos de cada persona en la interacción con los demás y con el ambiente. Están anticuadas, porque el contexto para el que surgieron era uno animal, de supervivencia. En su origen, las emociones se desarrollaron con el fin de preparar a los animales para la acción, en especial en una situación de emergencia.
Las emociones que sentimos depende de nuestro carácter (estilo genético), nuestra experiencia y educación (estilo aprendido) y nuestro autodesarrollo (estilo desarrollado o perfeccionado). Como los rasgos de personalidad, cada persona desarrolla unos “estilos de sentimiento” o formas de sentir el mundo y de reaccionar a él.
La diferencia con los sentimientos es que las emociones son más antiguas, y corresponden a la primera reacción del cuerpo para causar adaptación.
Así seguro que reconocerás que hay personas más sensibles y emocionales, otras más frías y distantes; unas más optimistas y otras mas pesimistas; unas más valientes y otras más miedosas. Tenemos un gran color de personas sintiendo de manera diferente y con una vida o una mochila emocional diferente.
Cuando lideramos equipos, lo que podemos observar en las personas son sus emociones. Sus sentimientos siempre permanecen más ocultos porque además son mas subjetivos.
Las emociones son conmociones orgánicas, fruto de cambios o sucesos en el ambiente o en los demás hacia nosotros. Cada emoción está vinculada a elementos fisiológicos precisos: detención o aceleración de la respiración, tono muscular, postura, aumento de la presión sanguínea y del pulso, enrojecimiento, palidez, cambios en la conductibilidad eléctrica de la piel, secreciones glandulares, contracciones viscerales, gestos, expresiones faciales, etc.
Este cambio orgánico a nivel interno que no podemos observar, normalmente también se traduce en aspectos externos: gestos, actitudes, risa, llanto, etc. Esta perspectiva externa, es la que nos permite que las emociones de los demás las podamos identificar, aunque no se verbalicen. En algún momento de la evolución, la naturaleza pensó que era bueno que los demás supieran nuestro estado emocional.
Las emociones son la expresión que la naturaleza encontró para llevarnos hacia algo o que lo rechacemos. Nos dan la información más real en el contexto que se producen.
Las emociones son las que hacen que nos acerquemos o nos alejemos a una determinada persona o circunstancia. Por lo tanto, las emociones son una tendencia a actuar, y se activan con frecuencia por alguna de nuestras impresiones grabadas en el cerebro, o por medio de los pensamientos cognitivos, lo que provoca un determinado estado fisiológico en el cuerpo humano. Es decir, existen como respuesta automática para que nos acerquemos (placer) o nos alejemos (dolor) de algo, teniendo en cuenta nuestros intereses y objetivos.
Lo más interesante, es que normalmente indican la realidad de la situación, es decir, el contenido subyacente. Por eso es importante tenerlas en cuenta en el ámbito organizativo: porque nos dicen la verdad de lo que les pasa a las personas y los equipos. Liderar desde las emociones, es una implicación corporal, una complicación física hacia y con los demás, que no podemos evitar.
El avance de los contextos sociales o los paradigmas organizativos ha influido notablemente en el desarrollo de las emociones en el ámbito profesional.
El desarrollo tardío de la investigación neurocientífica, de la comprensión de las emociones y el avance natural de la conciencia, es lo que ha hecho que ahora mismo estén en auge y sean más tenidas en cuenta que antes. No sabíamos como gestionarlas, ni como ayudar a los demás a hacerlo. Lo hicimos lo mejor que pudimos durante cada una de las décadas.
Como puedes ver en este esquema, se muestran los diferentes Paradigmas de la Civilización. Pues bien, si hablamos del tema emocional, no es sino hasta el paradigma que llamamos Naranja Logro (Siglo XIX y XX) que se empiezan a tener en cuenta, pero de una manera utilitarista: si estás bien, producirás más y mejor.
Pronto y después llegarán los contextos actuales y futuros en los que cada vez se tienen más en cuenta, de una manera integrada con la salud y genuina para buscar bienestar para los profesionales.
Si no tienes en cuenta estos aspectos, empieza a hablar sobre emociones, a abrazar todo esto. Lleva a tu organización hacia el futuro de las organizaciones y el liderazgo: una mayor sensibilidad.
Make it, Move it. 😉
