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¿Cómo se desarrolla la inteligencia espiritual?

Inteligencia Espiritual

Las claves para desarrollar la inteligencia espiritual están centradas en el trabajo de nuestro mundo interior, la capacidad de hacer menos cosas, estar en silencio o disfrutar el arte.

Las organizaciones avanzan hacia la necesidad de contextos con un mayor bienestar, una mayor espiritualidad y conciencia colectiva. Por ello, conocer cómo se desarrolla la inteligencia espiritual nos puede dar ideas de cómo hacer que los equipos tengan experiencias mejores y más humanas dentro de nuestra empresa.

Vimos en otra entrada, cuales eran las claves que hacen que la Inteligencia espiritual exista o sea posible en los seres humanos. Esto es lo que defiende Francesc Torralba cuando habla de la existencia de esta inteligencia y su posibilidad de desarrollarla a través de ciertas prácticas. Y cómo es algo que vamos a ver desarrollar en los profesionales, como un paso más allá del gobierno o dominio de la psicología personal u organizativa.

El nivel de conciencia de las organizaciones avanza según un paradigma que nos dice que la espiritualidad será algo que los profesionales buscarán en sus líderes y en sus organizaciones.

1. La práctica asidua de la soledad. En palabras de Emanuel Levinas, «Se precisa la soledad para que exista la libertad del comienzo, el dominio existente sobre el existir». Como una herramienta contraria a la tendencia actual de la sociedad, empujada al vacío existencial por no poder estar con uno mismo. El vacío interior empuja a desplazarse socialmente de un lugar a otro, con una estimulación externa constante.

2. El gusto por el silencio. Como un complemento perfecto a la práctica de la soledad. Uno puede practicar la soledad, pero a la vez estar con mucha gente o buscar una estimulación constante (imágenes, auditiva, sensorial, etc). Acostumbrados a tanta comunicación vía whatsapp, teléfono, apps de redes sociales, emails y otros medios digitales como radio o televisión, estamos llenos de voces. La inteligencia espiritual sólo se trabaja cuando uno está consigo mismo. En silencio. Solo o sola.

El silencio es una de las mejores herramientas para tomar decisiones: porque en silencio es donde se reduce el ruido mental, y se llega a una mayor claridad mental.

3. La contemplación. Como una actividad fundamental para Aristóteles, frente a la voluntad práctica y la productiva. La acción contemplativa es necesaria para la espiritualidad. Significa un paso en la percepción más tranquilo, reposado y observador. Contemplar a tu equipo, a tu familia o tu entorno natural. Es una forma de ver más profunda y más conectada con todo. De esta observación es de donde nace la admiración, el asombro. Una observación que interviene menos, que deja ser lo observado.

4. El deleite del arte y la música. Porque es dónde residen emociones, estados de ánimos y de dónde podemos entender mejor a nosotros mismos siendo un reflejo mismo del arte de los demás. Observando el arte o escuchando música conectamos con el mundo interior, y de estas conversaciones es desde dónde nace parte de la espiritualidad.

Los líderes que tendrán mejores resultados dentro de unos años, serán los que tengan en cuenta alguno de los aspectos que tienen que ver con la generación de espacios y dinámicas para una mayor espiritualidad en la empresa.

5. El dulce no hacer nada. Porque uno de los factores de mayor estrés según el estudio de CINFA Salud, somos nosotros mismos y nuestra necesidad de hacer cada vez más cosas, y más rápido. No hacer nada, implica nuestra capacidad para hacer menos cosas, o dedicar tiempo a estar tranquilos, simplemente disfrutando de algo o quietos en medio de un espacio. Sin intención, sin objetivos.

6. La experiencia de la fragilidad. Significa ser conscientes o aceptar por ejemplo que vamos a morir, que existe el sufrimiento y que la vida tiene miserias. La experiencia humana es finita, y por eso no tiene sentido pensar que somos algo fundamental, sino algo pasajero. Esa experiencia de ser algo frágiles no nos debilita, sino que nos hace más humildes, más sencillos.

7. La práctica de la meditación. cómo una de las mejores formas de conectar con el cuerpo y con todo nuestro mundo interior. Una experiencia de silencio, pero además de stop corporal. Hay meditaciones para observar el cuerpo, otras para observar el pensamiento. Todas ellas buenas para la espiritualidad.

8. El ejercicio de la solidaridad. Porque es una de las mejores formas de distanciarnos de nosotros mismos, y de entregarnos a los demás. Es imposible no sentir gratitud, bienestar y plenitud si estamos dándonos a los demás.

¿Puedo hacer algo de esto con mi equipo?

Claro, aquí te ofrezco algunas de las ideas que te pueden servir y que a mí me han servido:

  • Voluntariados corporativos: como una forma de ayudar a los demás y hacer equipo.
  • Prácticas de yoga o meditación en grupo: para trabajar el silencio, el stop del cuerpo y la meditación.
  • Debates sobre filosofía o existencialismo: a todos interesan y les obligan a hacer preguntas que luego les llevan a una mayor espiritualidad.

Si quieres tener buenos resultados de liderazgo, empuja la conciencia con estas prácticas.
Make it, Move it.

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