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Lo que nos separa de nuestras metas: los déficits ejecutivos

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Solo con tener en cuenta y conocer nuestros déficits ejecutivos podemos avanzar con mas éxito personal y profesional hacia nuestras metas

¿Tienes la sensación de que nunca llevas a cabo lo que te propones? ¿Qué te cuesta llevar a la práctica lo que teorizas?

¿Tienes la sensación de que en algún punto algo te bloquea por lo que no llegas del todo a las cosas que te propones?

Solo con ser conscientes de cuales son los principales déficits ejecutivos que cada uno tenemos, podemos trabajar fácilmente estos comportamientos y así conseguir mas éxitos en la acción. Al final nuestro día a día está lleno de intenciones, de conversaciones y esfuerzos por que la vida sea lo que queremos en todos los campos en los que participamos de alguna manera. Muchos de ellos trabajan a nivel inconsciente, por lo que es complicado a veces gestionarlos.

La impulsividad, la falta de atención y la falta de control emocional son los principales déficits que las personas tenemos a la hora de cumplir nuestros objetivos.

En entradas anteriores veíamos cuales eran las funciones ejecutivas. Pues bien, vamos a ver ahora cuales son los principales síntomas que podemos identificar para saber si debemos tener en cuenta desarrollar estas habilidades y ganar destrezas en la acción, en el campo de la avanzada, donde la realidad nos pide la aplicación de nuestra identidad.

Cuando hablábamos de la inteligencia ejecutiva, nos referíamos a ella como la inteligencia que nos ayuda a dirigir bien el comportamiento, nos ayuda a gestionar nuestros planes y a que nuestro cerebro orqueste toda la información que tenemos en él en pro de lo que en cada momento queremos hacer. Pues bien, hay ciertos comportamientos que nos separan de esto y que sobre todo tienen que ver con que vayamos en nuestro día a día como se suele decir «como pollo sin cabeza», y al final tengamos la sensación de que no avanzamos o que siempre al final acabemos sin hacer nada de lo que me propuse.

La inteligencia ejecutiva no tiene un objetivo solo de eficacia o de eficiencia, es mas de coherencia: hago lo que me propongo y lo que de verdad deseo hacer. Mi pensamiento y mi acción se parecen.

Ten en cuenta que no buscamos en esto ser «productivos», ya que conseguir lo que yo quiero puede ser desarrollar profesionalmente un proyecto importante en mi organización, llevar a mas a mi equipo, sacar mas tiempo para cuidarme, para ayudar a los demás, para estar con mi familia o para amar a mi pareja. Lo que buscamos es que se parezca lo mas posible «lo que quiero hacer» y «lo que realmente hago».

Mira como ejemplo estos 8 déficits ejecutivos y a ver si te sientes reconocido/a con alguno:

1.Déficit de Inhibición: se manifiesta en impulsividad, hacer caso a demasiadas cosas, que me conquiste lo primero que me entra a la mente, inquietud e improvisación. No tiene que ver solo con ser brusco o impulsivo en el sentido directo que solemos conocer. Ser impulsivo quiere decir hacer mas caso a lo que tengo cerca o mas a mano, en lugar de lo que me ayuda a mis proyectos. Mi atención se cautiva con impulsos que yo no elijo que estén en mi atención.

2. Déficit de atención: inducida por el sin fin de estímulos al que estamos sometidos constantemente por los móviles y sus notificaciones, emails, llamadas, compañeros y, sobre todo, por la tendencia cada vez mayor de querer hacer demasiadas cosas. Se manifiesta en que perdemos constantemente el hilo de las cosas, nos dispersamos, empezamos cosas y no las acabamos. Vivimos una distracción.

3. Falta de flexibilidad: se manifiesta cuando nos cuesta cambiar de tarea, cambiar de opinión o punto de vista, o cuando hacemos las cosas siempre de la misma manera. El pensamiento occidental suele ser poco productor de flexibilidad: A siempre causa B.

4. Falta de capacidad para mantener el esfuerzo: mantener el esfuerzo es un rasgo ejecutivo, y la indefensión (que nos sentimos incapaces e indefensos con una situación o barrera) suele ser una enemiga de esto. Solemos «rendirnos» a la primera, o empezar un proyecto o plan con mucha intensidad pero luego cedemos en el esfuerzo.

Todos estos déficits, por la parte que depende de nosotros, son los principales obstáculos con los que nos encontramos para llevar a cabo las metas que nos proponemos.

5. Déficit en el control emocional: se manifiesta en el desequilibrio, los cambios de humor, pero sobre todo en no querer tomar decisiones por miedo o por tener que afrontar emociones fuertes que involucran a otras personas. No ser capaces de gestionar las emociones que generan los demás en nosotros también formaría parte de este déficit.

6. Incapacidad para tomar decisiones: tengo tantas opciones, que nunca inicio la acción hacia ninguna. Muy relacionada con la anterior, pero es la tendencia a no saber escoger entre opciones. Tenemos tantas posibilidades que ninguna nos hace tender o ir a ella. Nos gustan todas, y todas son posibles o susceptibles de ser llevadas a cabo dentro de nuestras posibilidades. Tiene que ver también con nuestra falta de capacidad de formular los objetivos demasiado grandes o generales.

7. Dificulta para iniciar la acción: cuando nos cuesta «el empezar algo», el arranque de algo, o simplemente la iniciativa, y solemos necesitar iniciadores o gente que nos active. Es un déficit muy común cuando en una situación ya nos hemos equivocado antes, o ya hemos tenido barreras o problemas con ellas.

8. Capacidad de planificación y organización: sobre todo porque queremos hacer mucho, pero llevamos poco en la agenda, o queriendo hacer mucho no nos sabemos planificar y al final «no hacemos nada». También está aquí nuestra capacidad de gestionar alertas, avisos y monitorizar nuestro día a día profesional en lo pendiente y por hacer. Solemos subestimar el tiempo o nivel dificultad de una tarea, o la procrastinamos, entremezclamos pasos de diferentes tareas.

En las próximas entradas veremos como hacer frente a cada uno de estos déficits tanto a nivel personal y profesional, como a nivel de equipos y organizativo.

¿Qué es lo que mas te cuesta a nivel personal y profesional?

Pase lo que pase, nos vemos en la acción 😉

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