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Los déficits ejecutivos de las organizaciones modernas

Los déficits ejecutivos de las organizaciones modernas

Todas las organizaciones como sistema tienden a unos déficits que se ponen entre el campo de la planificación y la acción, e impiden que consigamos las metas. Conocerlos nos ayuda a poder superarlos.

La organización moderna va tan «rápido», que necesita un refuerzo ejecutivo para alcanzar las metas que se propone. Solo con tener en cuenta y conocer los déficits ejecutivos de la organización podemos trabajar de forma mas eficaz, mas planificada, consciente y atenta.

En entradas anteriores veíamos qué era la inteligencia ejecutiva y cuales eran las funciones ejecutivas. Pues bien, vamos a ver ahora cuales son los principales síntomas o déficits ejecutivos que podemos identificar en nuestras organizaciones, para saber si debemos trabajar en algunos de ellos para mejorar nuestra gestión, y hacerla al final mas inteligente.

¿A que nos referimos con que una organización puede tener un déficit ejecutivo?

Nos referimos a que en alguno de los sentidos que tienen que ver con una función ejecutiva: capacidad para planificar, tomar decisiones, no ser impulsivos, centrar la atención en la visión, etc…necesitan mejorar y por el camino no llegan a alcanzar lo que se proponen. Y no hay mejor objetivo en una organización, que conseguir lo que nos proponemos y que nos cuesta dinero planificar.

Cuando decimos en este blog que la organización sea mas inteligente ejecutivamente, nos referimos, por un lado, en términos de eficacia, porque la organización consigue las metas que se propone en la teoría y las alcanza en la práctica. Y por otro lado, en términos de eficiencia, es decir, pierde menos recursos (acciones y tiempo) en conseguir lo que se propone. Cuando somos impulsivos, poco planificados, poco atentos, etc….perdemos tiempo y energía. A una organización le pasa lo mismo.

Además de eficacia y eficiencia, se trata de coherencia…

Al final ser ejecutivo en una organización significa ser estratégico, y es lo que todos queremos: que pase lo que queremos que pase y como lo hemos planificado en el «papel». Por ello desarrollar la inteligencia ejecutiva en las organizaciones no solo tiene un objetivo de eficacia o de eficiencia, es mas de coherencia: hago lo que me propongo y lo que de verdad deseo hacer.

Mi pensamiento y mi acción se parecen; mi diseño e implementación se parecen; mis directrices y mi operativa se parecen; mi trabajo diario y mi visión van coincidiendo. Es decir, esa coherencia me ayuda a superar mis gaps ejecutivos: la brecha de lo que no hago pero me he propuesto hacer en forma y cantidad.   

Como enemigos de esta coherencia hay un sin fin de síntomas que las organizaciones tienen, que les separa de lo que realmente quieren hacer, les distrae y aleja de la estrategia, y que desde el liderazgo podemos paliar a través del desarrollo de ciertos hábitos en la gestión.

En una entrada anterior, indicábamos 8 déficits que nos separan de nuestras metas a nivel personal, ahora mira como ejemplo estos déficits a ver si reconoces alguno en tu última organización o la actual:

6 déficits ejecutivos de las organizaciones modernas:

1.DIFICULTAD PARA ACTIVARNOS

Lo que mas observo en organizaciones tiene que ver con la falta de iniciativas relacionadas con la regulación y el control de tiempos de trabajo, la extensión de las jornadas, las sobre cargas de trabajo, gestión de turnos, reparto de responsabilidades y demás aspectos relacionados con la fuerza de trabajo. La mala activación tiene que ver con no gestionar bien esos flujos de energía y alerta.

Esto se combina con las creencias que, a nivel organizativo, y sobre todo en España, tenemos acerca del tiempo de trabajo en una escala número de horas/eficiencia y eficacia. En este sentido, debemos avanzar en entender el concepto de flexibilidad y en la importancia de que el tiempo de trabajo lo sea de calidad, esto es, con la energía y atención adecuadas.

2. DIFICULTAD PARA NO DISTRAERNOS Y MANTENER LA ATENCIÓN EN LA ESTRATEGIA

Los problemas que más encuentro ahora mismo en las organizaciones tienen que ver con la cada vez mayor complejidad y cantidad de información que deben manejar, además de fuentes, canales y medios por los que ésta entra y sale de cada persona que la compone. Usamos móviles, tablets y ordenadores a la vez para un mismo trabajo, y además lo combinamos con el móvil personal.

A esto le sumamos los inputs que entran desde dirección, desde el supervisor, desde un cliente, desde otro miembro del equipo e incluso desde uno mismo. ¡Así no se puede trabajar!

En este sentido, las organizaciones deben hacer un esfuerzo por evitar que las personas se distraigan, que trabajen concentradas, y deber ser capaz también de cómo organización mantener el foco en los objetivos, estrategias y planes que se plantea. El objetivo: perder el menor tiempo posible.

3. DIFICULTAD PARA MANTENER LA MOTIVACIÓN DE LOS EQUIPOS

Normalmente tienen que ver con la falta de sentido y falta de consideración a la importancia vital y constante de la motivación. Se sabe cuál es, pero no se recuerda o no se hace resonar al equipo para que la traiga a su atención de forma continuada. Esto se percibe en que las personas entran en “modo automático” y olvidan el centro de su trabajo y de su vida, el gran para qué del que habla el Coaching normalmente.

También tienen mucho que ver con la calidad y cantidad de deseos a nivel de organización. Si no llevamos el proyecto más allá de la producción de bienes y servicios, de la obtención de beneficio, estamos gestionando la motivación a nivel higiénico, es decir, estamos en el límite de que no se desmotiven. El salario, aunque nos saque de casa a trabajar, se sabe que es un factor higiénico.

4. DIFICULTAD PARA NO TRABAJAR DE FORMA AUTOMÁTICA, POR IMPULSO O DE MANERA IMPROVISADA

Ya no es solo en las organizaciones sino en general, en contexto cada vez está más lleno de estímulos, son más complejos y piden mayor interacción. El exceso de tareas, la “capacidad” de la que alardeamos de poder hacer mucho a la vez no siempre es bueno para la organización.

Los déficits a nivel organizativo que nos encontramos mayormente hacen referencia a la falta que tiene la organización para sentarse a pensar, tomar decisiones tranquilas, analizar información, hacer cambios en la estrategia, en los puestos, etc…Tendemos a planificar a primeros de año, o a poner objetivos y, ¡A currar! No obstante, hay muchos matices y se puede mejorar mucho el liderazgo y la gestión si somos capaces de decir NO, y de parar ciertas cosas para elegir como vamos a actuar ante ellas. Solo puedo parar el día a día, si sé que hay algo en el futuro mejor que hacer y lo tengo claro.

5. DIFICULTAD PARA GESTIONAR EL MUNDO EMOCIONAL DE LA ORGANIZACIÓN

Los patrones organizativos que se repiten más en cuanto hablamos de emociones son los relativos a la creencia que la organización tiene, sobre todo desde la dirección, de la utilidad/necesidad/importancia del mundo emocional en el la vida y los resultados de sus equipos de trabajo.

Un cambio de creencias se hace necesario en este contexto, para activar los mecanismos a través de hábitos y procedimientos de la organización, una que queremos que hable de lo que siente y lo gestione. Las emociones la mayoría de las veces nos dictan la verdad de la organización, y no querer verlas es sumir a la organización en un gap ejecutivo terrible que si no se gestiona revertirá en estrés y tensión. 

6. DIFICULTAD PARA SEGUIR METAS Y CAMBIARLAS

Por un lado, el déficit que encontramos en las organizaciones está relacionado con su capacidad de desear metas nuevas, plantearse nuevos retos año a año, y sobre todo con un aspecto fundamental: desear metas más positivas o responsables. La capacidad de escoger que la organización sea responsable con el medio ambiente, que sea más ética en condiciones laborales, que cuide más a las personas, lo que comunica, que su modelo productivo sea más sostenible, y sus productos más sociales…todo esto conforma la elección de lo que quiere hacer y sobre todo donde quiere enfocar su acción.

Junto a este déficit en la elección, está la capacidad de la planificación. Organizaciones que no utilizan gestores de tareas, o herramientas ERP, sistemas cloud con cuadros de mandos, etc…tienden al caos en la planificación de tareas: no se recuperan tareas pasadas, se pierden los objetivos de vista, no se respetan los plazos de entrega de proyectos y tareas.

En las próximas entradas veremos como hacer frente a cada uno de estos déficits tanto a nivel personal y profesional, como a nivel de equipos y organizativo.

¿Qué déficits de estos encuentras en tu organización actual?

Pase lo que pase, nos vemos en la acción ; )

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