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Las organizaciones dirigidas por propósitos

El propósito organizativo es una herramienta muy potente para liderar mejor si queremos resonar en los equipos.

La evolución de la consciencia humana nos ha llevado desde el instinto de supervivencia, a la búsqueda del sentido existencial.

Las organizaciones avanzan hacia un liderazgo basado en la gestión del propósito que, por un lado, conecta a la organización con algún problema o necesidad del entorno, y por otro, hace que los equipos conecten con ella misma.

Relacionado con las funciones ejecutivas de la gestión de la motivación (Función 3) y la gestión de la atención (Función 2), la gestión del propósito organizativo es importante porque es una herramienta para el liderazgo. Para nuestro Modelo Ejecutivo de Liderazgo (MEL) también lo es pues conecta con varias funciones y responde al nivel de consciencia actual. Un liderazgo que utiliza propósitos para liderar, y que tiene en cuenta los propósitos de la gente para intentar alinearlos con los de la organización, siempre conseguirá mejores resultados.

¿Qué es un propósito? ¿Y qué es un propósito organizativo?

Todos los seres humanos nacemos con el peso o la responsabilidad de dar sentido a nuestras vidas. A diferencia de los animales, que nacen con un «propósito cautivo», no libre, y condicionado por sus propios genes, los seres humanos nacemos con esta necesidad de generar y perseguir un porqué de vivir.

Es decir, la propia existencia humana, no nos otorga sentido de por sí, sino que cada uno libremente debemos buscar un «por qué vivir» o un «para qué vivir». Es algo que todos, en un momento u otro de la vida, conectamos con nuestro día a día, nuestros retos más importantes y nuestras metas mas lejanas. Aunque no seamos conscientes del propósito, todos estamos cada día luchando por algo grande, y algo que es muy muy importante para nosotros y que sobrepasa lo mental y corporal.

Para una persona, un propósito es «una razón por la cual luchar, un gran para qué por el que merece la pena vivir y conectar mis propias metas». Un ejemplo podría ser: ser feliz, cuidar a mi familia, mis hijos, mi propia salud, mi crecimiento personal, mi crecimiento profesional, o tener éxito o fama. Cualquiera es válido si constituye el motivo vital para alguien, y le ayuda a querer saltar de la cama.

Para una organización, un propósito es «un motivo importante por el que luchar, algo que el producto o el servicio protegen o cuidan. Algo importante que nos conecta con el mundo o con los demás». Cada marca cuando se constituye crea su propio propósito, conectado con su branding para así comunicar al exterior por lo que está luchando y lo que le motiva a existir. Ejemplos de marcas que conoces seguro:

  • Decathlon: «Sports for the many». Hacer el deporte accesible a todo el mundo (Video Propósito Decathlon).
  • Sony: «Fill the world with emotion, thourgh the power of creativity and thechnology». A través de la tecnología, conectar a las personas con el mundo de las emociones (Video Propósito Sony).
  • Mr Jeff: «We are sponsors of the good, good life». Estilo de vida bueno, libertad para usar tu tiempo (Video Propósito Mr Jeff).

¿Qué ha cambiado en las organizaciones para que ahora hablemos de gestión o liderazgo basado en propósitos?

Quien nos iba a decir hace décadas, que ahora mismo disfrutaríamos de más de 30 días de vacaciones, o de permisos de paternidad o maternidad. Cuando hablamos ahora de propósitos, parece algo imposible de gestionar o demasiado idílico pero, ¿no pasó lo mismo con aspectos de nuestras organizaciones que nunca creeríamos que iban a desarrollarse más allá?

Pues bien, sí, el propósito es un paso natural en la consciencia, en nuestra relación como seres vivos con algo que está vivo pero que no lo es: las organizaciones.

Los profesionales cada vez buscan un mayor sentido a su trabajo y a su aportación a la organización. Buscan organizaciones que defiendan buenas causas, o luchen por un mundo mejor. Son un factor de atracción y de motivación.

Los propósitos organizativos, cada vez son más necesarios, porque las personas cada vez buscan una mayor conexión personal con sus organizaciones. Si pueden elegir entre dos organizaciones, aquellos profesionales más válidos, elegirán siempre organizaciones con causas buenas. Elegirán empresas más justas o que proclamen respetar o luchar por algo importante. Es decir, los propósitos organizativos son a la vez una herramienta de marketing interno y externo, y una herramienta de atracción de talento.

Los profesionales buscan un reflejo de sus valores en las organizaciones donde van a querer desarrollarse. Ya no basta con tener un trabajo, sino que en éste nos debemos sentir conectados, realizados. Y, además, la cultura de la organización tiene que conectar con nuestra forma de ser o de estar en el mundo.

Con la revolución industrial, los contextos organizativos giraron en torno a una perspectiva exclusivamente productivista y profesional. Las organizaciones eran lugares donde las personas iban a ser «explotadas» por el sistema económico, y estaban sometidas a ellas. El ámbito que el periodista Ken Wilber denomina Naranja Logro, empujó a la sociedad a generar riqueza, y basar la vida en el ámbito profesional. Las organizaciones de los años 50 a 90 captaban prácticamente toda la vida de sus empleados.

La relación de las personas con la organización ha cambiado. Hemos pasado de: «la empresa es toda mi vida» a «quiero compaginar mi vida personal con mi trabajo». La vinculación de mi propósito personal con el de la organización, ahora es vital.

El actual empuje de las nuevas generaciones, junto con el crecimiento de la consciencia social, están transformando las relaciones que las personas tienen con las organizaciones. De un modo de vida, o «toda la vida de alguien», a que ahora las organizaciones sean espacios donde los profesionales quieren vincular o poder compaginar sus inquietudes y objetivos personales con los profesionales.

Es decir, que el ámbito profesional de la gente está dejando espacio al ámbito personal, o está haciendo que se entrelace de una manera que ya apenas no lo podamos diferenciar.

Ahora no solo se hace necesario que la organización tenga un propósito que vincule a los demás, y de sentido a su trabajo, sino que se une un reto al de liderar: ser capaz de unificar mis propósitos y objetivos estratégicos con los propósitos de los demás.

Es decir, se consciente, de que en la medida que pueda, para mantener a los profesionales clave, he de ser capaz de alinear sus propósitos personales, con las necesidades operativas y estratégicas de mi departamento u organización.

Esto se traduce a conciliación familiar o personal; a conexión de su trabajo con sus mejores habilidades para su desarrollo; a la búsqueda de sus responsabilidades conectadas con sus ambiciones de crecimiento; o a respetar y coordinar sus necesidades de tiempo, por ejemplo, para sus hobbies u otro aspecto importante de su vida personal.

¿Qué esperan los equipos que hagamos con sus propósitos personales?

Cuándo la organización respeta y alinea los propósitos de cada profesional con los suyos, se convierte en un agente partícipe de la felicidad de cada uno.

Pues bien, algunos de los profesionales de nuestro entorno no tendrán del todo claro su o sus propósitos vitales, pero, ¿Qué hacemos con aquellas personas que sí los tienen claros y los persiguen? Pues bien, nuestro objetivo con el liderazgo es activar la función 3, la gestión de la motivación. Para intentar alinearlos con los de la organización y sus necesidades operativas y estratégicas.

¿Por qué influye en la función 3, la gestión de la motivación? Porque el propósito trabaja con las motivaciones más profundas de las personas, toca lo más importante para alguien. Engloba sentido y las metas o retos que están vinculados a ello. Cuando conseguimos alinear propósitos de una persona con los de la organización, los profesionales sienten que la organización se preocupa por su bienestar. Y más allá: lo que sienten es una preocupación genuina por su existencia y su felicidad. Es decir, la organización se convierte en parte de su felicidad, en partícipe de ella. Ya no es una actora observadora, o un obstáculo, sino que es un apoyo para ese deseo de libre existencia.

¿Qué debo tener en cuenta a la hora de liderar a través de un propósito?

Estos son los pasos que te diría que sigas para implantar o crear un propósito que resuene en la organización o en tu departamento:

  1. Piensa en profundo. Realiza un análisis introspectivo en la organización. Profundizad en la cultura, en los valores y en qué hay detrás de los productos o los servicios.
  2. Elige el motivo. De todo lo que haya salido en ese análisis, elige aquello que os una más fuerte, que sea universal y muy defendible.
  3. Define una frase poderosa. Como en los ejemplos que antes poníamos, confía en el poder de las palabras, y describe una frase que llegue al corazón de todas las personas de la organización. Que nadie pueda evitar sentirse abrumado por él.
  4. Comunícalo. Que todo el equipo lo sepa, y lo comparta. A partir de ahora se va a luchar por esto, esto es lo que nos une, y por lo que vamos a venir día a día a trabajar.
  5. Dirección comprometida. Si no se compromete todo el mundo, no va a funcionar. Haz que todas las direcciones lo entiendan, lo acepten y lo defiendan.
  6. Forma a los mandos medios. Porque son las personas que más van a estar en contacto con la práctica del propósito en el día a día. Deben recordarlo en el día a día, y dar sentido al trabajo de los equipos.
  7. Activa el propósito a través de procedimientos. Es decir, ten formas de aplicarlo en la práctica, y de comprobar luego con controles que así se aplica.
  8. Disfruta de la sensación de fluir y de resonar con tus equipos. Disfruta cuando la piel se te erice de decir que tienes algo por lo que luchar.

En la próxima entrada, desarrollaremos estos pasos, para que puedas construir una organización a través del propósito.

Gracias por leerme

Nos vemos en la acción 😉

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