¿Cuál es el origen del poder? ¿Qué influencia ha tenido la evolución y el mono que llevamos dentro en esto? La respuesta nos la dan los chimpancés y los bonobos.
Si te preguntaran cómo llegamos hasta aquí, ¿dirías que fue gracias a la lucha y la violencia o a la colaboración y las habilidades blandas? La primatología se dedicó durante décadas a estudiar el comportamiento de nuestros ancestros, a través de los chimpancés, pero se olvidó de una parte del árbol genealógico de los homos. Fue entonces cuando se descubrió al bonobo, una especia muy similar en cuanto a aspecto, pero con comportamiento, política y sociedad muy diferente a la de sus primos.
No siempre una especie elimina a otra a través de la lucha o del combate. Rara vez es el combate directo la forma, sino un sistema inmunitario mejor o una mayor recolección de comida. Lo que los estudios muestran en torno a los primates es que no llegamos hasta aquí sólo a través de la política, la violencia y la dominación. Una parte importante de nuestra evolución se debió a la colaboración y las habilidades blandas para la cooperación. Es decir, una parte fundamental fue la herencia de los bonobos. Una herencia empática y ciertamente altruista.
No podemos asegurar, pese a la historia de los últimos 10.000 años con sus guerras, que los Sapiens que migraron desde África hasta Eurasia, eliminaran a las otras especies de homos de forma violenta y directa. Quizá en la historia de nuestra evolución, tienen más peso del que creemos todos los antepasados que lucharon por ser de otra forma y mostraron otro tipo de comportamientos que ahora denominaríamos blandos.
¿Por qué hay miembros dominantes en especies parecidas a la nuestra?¿En qué se basan estas redes de poder?
¿Cómo se llega al poder? ¿Dónde está el origen del poder el mono que llevamos dentro?
El origen del poder
El origen del poder lo tenemos en el mono que llevamos dentro. Según la primatología y el evolucionismo El poder surgió en las especies con dos premisas: poder otorgar a ciertos miembros privilegios en cuanto a la comida y en cuanto a la reproducción. Es decir, la naturaleza misma otorgó el privilegio a las especies para que se dominaran a si mimas, y así que los miembros con mejores características físicas o intelectuales contribuyeran a que la especie continuara.
Si hembras o machos con buenos genes tienen las habilidades para generar las redes de poder más influyentes, entonces se merecen que sus genes sigan adelante. Es decir, el poder existe porque la naturaleza lo considera el mecanismo más natural para la preservación de los mejores genes. Sin más.
El mono que llevamos dentro
En este libro, el primatólogo Frans de Waal nos da todas las pistas que necesitamos para entender porqué somos lo que somos, pero, sobre todo, tira abajo grandes mitos que tienen que ver con el liderazgo y la gestión de equipos y organizaciones.
La historia de la literatura en torno al comportamiento humano, fue influida por los estudios de los primates, pero predominantemente por los estudios que se centraban en una de nuestras raíces: los chimpancés. Nuestro sino biológico hasta este momento no era otro que ganar poder a base de sojuzgar a otros y librar contiendas perpetuas. Del comportamiento de los chimpancés fue de dónde sacamos las principales conclusiones para estudiar con la filosofía y las otras ciencias el comportamiento humano desde sus origenes. Una perspectiva que nos invitaba a pensar que éramos predominantemente seres agresivos, ávidos de poder, territoriales e interesados en la política y las alianzas de interés.
Los chimpancés: violencia, ansia de poder y coaliciones
Las comunidades que crean los chimpancés están basadas en políticas complejas. Es decir, miembros que configuran alianzas para conseguir mayor número de alimentos, y mayor número de hembras disponibles. No solo crean alianzas entre los machos, sino que preparan astutamente los momentos y los contextos en los que producir «golpes de estado» incluso a través del asesinato. Pueden infringir dolor de forma calculada y muestran su violencia en público.
Pueden asesinar sin necesidad de comer, si eso consigue que un macho acceda al poder. Utilizan la intimidación de los miembros para generar miedo, respeto y controlar el comportamiento de los demás. El clima, es de sometimiento. Si el macho actúa de forma dominante, los demás no tienen más remedio que comer y callar.
Si un macho está herido, y está a punto de perder el poder, muestra mucha más exhibición y violencia pública para someter el clima general de la comunidad. Es decir, muestran el origen del ego.
Los bonobos: empatía, solidaridad y colaboración
Fue a partir de los años 30, donde una observación zoológica da lugar al descubrimiento de lo que sería declarada una nueva especia, diferente al chimpancé. Esta nueva especie antropomorfa es muy parecida en aspecto al chimpancé, pero con una dinámica de comportamiento individual y social totalmente diferente a la de sus primos los chimpancés.
Los bonobos son seres pacíficos, y por eso los llaman los «primates hippies». Son empáticos, colaboran y ayudan altruistamente a otros miembros. Son extremadamente sensibles. Utilizan el sexo como mecanismo de reconciliación y el patrocinio como fuente de acceso al poder. Son ginocéntricos, es decir, una hembra veterana tiene el liderazgo de la manada.
Las hembras son las que dominan la comunidad, y no es sino a través del patrocinio de otras hembras mas mayores la única forma de acceder a la máxima influencia. Es decir, dentro de una comunidad de bonobos, no solo ser una hembra es necesario para dominar, sino que además entran en juego el criterio de la madurez y experiencia. Solo las hembras senior sustentan las mejores redes de poder y por lo tanto de lo más importante para el grupo: la comida y la reproducción.
¿Qué peso fue más fuerte en el origen del poder dentro del mono que llevamos dentro? ¿El chimpancé o el bonobo?
Nunca lo sabremos, pero lo que si sabemos hoy, es que tiene mucho sentido seguir poniendo en una parte importante las habilidades blandas y la inteligencia emocional. Porque esos son los rasgos que muestran los bonobos y es una parte importante de nuestra naturaleza.
¿Qué conclusiones sacamos de esto? ¿Cómo influye esto en la concepción que tenemos de los líderes y del liderazgo más efectivo?
Pareciera que durante la evolución la fuerza, la violencia y la dominación fueron los rasgos más importantes para que las especies más fuertes o más adaptativas acabaran con las otras. Pero eso no lo sabemos. Es decir, no sabemos si la «comunidad hippie» fue más fuerte que la «pandilla de fuertotes» a la hora de la dominación de los espacios y los territorios. O quizá fue una combinación de ambas.
Lo que sí sabemos, es que la primatología y la ciencia vuelve a darnos la razón en que las habilidades blandas, los aspectos más relacionados con la inteligencia emocional, vuelven a demostrar efectividad en los términos más salvajes y puros de este mundo: la supervivencia animal. Estas conclusiones nos sirven para pensar cosas como:
- – No tiene porque ser un liderazgo más autoritario más efectivo.
- – Con colaboración y cooperación se consiguen más cosas que con la competitividad.
- – Las luchas de poder resuelven ciertos conflictos, pero hay habilidades que producen la ausencia de conflicto.
- – No siempre es necesaria la jerarquía marcada para obtener resultados.
Estas y otras afirmaciones que siempre giran en torno a qué liderazgo es más efectivo, se resuelven por sí solas con el estudio de nuestros antepasados. Esto nos sirve para poder quitar creencias en torno a formas de poder y de liderazgo que quizá han funcionado mucho antes, pero que hoy pierden todo el sentido.
¿Dónde está el origen del poder el mono que llevamos dentro? Pues está en la agresividad y territorialidad del chimpancé, pero también en la empatía y el colaboracionismo del Bonobo.