La inteligencia espiritual cada vez será más importante en las organizaciones conforme siga evolucionando la necesidad de tener experiencias de bienestar más holísticas y más humanas en nuestro ámbito profesional.
Dentro de las habilidades más importantes para liderar, cada vez serán más importantes las competencias relacionadas con mejorar la experiencia no solo emocional sino existencial o espiritual de los profesionales.
Aquí te muestro 10 aspectos que demuestran que tenemos una inteligencia que nos hacer ser seres espirituales. Una inteligencia que nos hace trascender, y conectarnos con algo superior.
¿Qué sentido tiene todo?¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Tiene sentido sufrir? Si pensamos quien puede en el mundo hacerse estas preguntas y otras llegaremos a la conclusión de que sólo los humanos. Pues bien, esto demuestra que existe algo que vamos a llamar inteligencia espiritual. Una inteligencia más como la que podría ser la matemática, la kinestésica, la musical o la lingüística. Una que nos diferencia a todos los animales, que si bien están conectados con toda la naturaleza, no se hacen preguntas existenciales. No buscan trascender su propia vida y existencia.
En esta entrada te cuento cuales son las claves de que esta inteligencia exista en los seres humanos. En la siguiente entrada te cuento cómo se puede desarrollar en equipos o en uno mismo.
¿La espiritualidad va a llegar a las organizaciones? ¿Necesitaremos este tipo de inteligencia para ser mejores lideres?
Los profesionales vienen de décadas en los que las organizaciones solo han incidido en aspectos económicos y centrados en la productividad, la eficacia y el éxito material. Y esto funcionó en la etapa industrial y post industrial, en la economía de las grandes corporaciones y multinacionales.
No obstante, los profesionales y el nivel de conciencia actual está permitiendo que las personas se centren en otro tipo de aspectos mas genuinos, íntimos y menos superficiales. Es decir, avanzamos a que las personas quieran vivir entregando su vida un poco menos que antes. Avanzamos a que las personas tengan una relación más equilibrada entre vida personal y profesional. Esto quiere decir que su existencia está empezando a encontrar otras raíces, y una de ellas es la espiritual.
Sin remedio, avanzamos a una sociedad más espiritual. Sea de la religión que sea, pero más introspectiva e íntima que hace décadas. Con más preguntas sobre sí mismos como individuos y especie.
¿Cuáles son las claves que nos dicen que existe la Inteligencia Espiritual?
Para Francesc Torralba, en Inteligencia Espiritual estas son algunas de las claves que hacen que podamos desarrollar el acceso a una espiritualidad mayor.
Estas son 10 de las principales fuentes que demuestran que los seres humanos tenemos una habilidad o característica diferente al resto de animales y seres vivos. Esto nos indica que somos espirituales.
1. La búsqueda de Sentido. Podríamos dedicarnos a trabajar, a existir y a ser sin buscar sentido a nada, pero no nos es posible. Nacemos heridos por tener que buscar una trascendencia o sentido a lo que hacemos. Los animales no tienen estos deberes porque su instinto ya les va dictando hacia donde se tienen que mover, que hacer y que pasos dar en su existencia.
En cambio nosotros no, debemos hacer algo con sentido, o por lo menos orientarnos a ser algo con sentido, a tener un porqué en las cosas que hacemos. Por sí solo, el sentido de la existencia no nos llega. Es algo único de los seres que somos espirituales.
2. La capacidad de distanciamiento. Se refiere a una capacidad única de que seamos capaces de separarnos de la naturaleza misma, como actores observadores. Y dentro de esta capacidad está la visión cósmica o la visión del todo como algo en lo que nosotros como especie tenemos algo de sentido o un lugar.
3. La autotrascendencia. Un poco conectada con la búsqueda de sentido. Buscamos llegar un poco más lejos después de nuestra muerte: con nuestro arte, con nuestras enseñanzas o teniendo hijos. No nos basta con que nuestra influencia esté presente en nuestra existencia, sino que queremos que llegue algo más lejos.
Con la autotrascendencia entendemos también la capacidad de expandir el yo más allá de los confines comunes de las experiencias vitales y cotidianas, la capacidad de abrirse a nuevas perspectivas desde criterios distintos a la lógica racional.
La inteligencia emocional dio las respuestas necesarias para entender qué pasa en el cuerpo y cómo gestionamos lo que sentimos dentro de nuestro ámbito personal y privado. Pero ahora nos toca hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué sentido tiene nuestra existencia? ¿Qué sentido tiene todo lo que hacemos en la vida? ¿Existe algo por encima de nosotros?
4. El asombro. Una de las cualidades más grandes en los mejores artistas, científicos y pensadores universales. Es la capacidad de observar la naturaleza, pero de encontrar sorpresa y dejarse cautivar por lo que tiene que expresar. Es la capacidad de admirar nuestra propia naturaleza y el conjunto de ella. Se supone que es algo único del ser humano. Es una atención que regala más de lo que regala una simple observación.
Cuando una persona es capaz de dejarse asombrar, es porque está dejando que surja la inteligencia espiritual de su propio ser. Está dejando que la propia naturaleza se asombre a través de algo que ella misma ha creado.
5. El autoconocimiento. Uno de los poderes más importantes que nos otorga el ser seres con la posibilidad de ser espirituales: tener un yo interno que nos regula. El autoconocimiento es la capacidad que tenemos de pensar en cómo pensamos. Una función fundamental también de las funciones ejecutivas para poder auto observarnos y modelar nuestro propio pensamiento.
6. El sentido del misterio. Es lo que ha llevado al ser humano a hacerse preguntas, a llegar al espacio o a hacer la primera operación a corazón abierto. Adentrarse en lo desconocido es una capacidad de la inteligencia espiritual, porque solo una motivación de avanzar y de ir más allá tiene en el fondo un mensaje de querer trascender y superar nuestros propios límites.
Aunque los animales tienen una conexión sistémica con la naturaleza, no han conseguido separarse de ella durante los millones de años de evolución. Esa es la gran diferencia del ser humano, que se ha podido separar, distanciar y llegar a ser su propio observador.
7. El sentido de pertenencia al Todo. Es algo que nos da la inteligencia espiritual, y algo que religiones como la Budista cuidan mucho: la conexión con todos los seres sintientes. No estamos aislados, sino que todo nuestro planeta y nuestra existencia está conectada.
Es el sentido que tenemos de conexión entre todos los elementos: tormentas, mareas, la luna, el aire, el calor, el oxígeno. Todo funciona perfecto y en equilibrio porque está conectado por una fuerza mayor. La percepción de este todo, nos la permite la inteligencia espiritual.
8. El poder de lo simbólico. Solo algunas especies de primates utilizan la simbología como nosotros. Utilizamos ropa, joyas, figuras, pinturas, libros o melodías para representar patrones comunes o culturales que compartimos. Mecanismos de identificación que se llaman, para hacer que una tribu sea más una tribu. Esto nos lo da la inteligencia espiritual.
Ser espirituales nos hace querer plasmar o transferir cierto poder de espiritualidad a ciertas imágenes, símbolos o personajes que representan un nivel de espiritualidad mayor o inspiracional. Figuras o símbolos que nos recuerdan que hemos de ser mejor, o que hemos de reconectar con ciertas cosas. Construyendo esta simbología nos enfrentamos a ella y a nosotros mismos viendo su propio refugio.
9. La elaboración de ideales de vida. Otro indicador de que tenemos una inteligencia encargada de crear ideales aspiracionales, conectados con modos de ser y de estar futuros. Todos ellos basados en algo que llamamos ilusión, fe o futuro. Como se suele decir, los animales tienen futuro, y los seres humanos tenemos un por venir que más o menos depende de nuestras decisiones.
Es un indicador de que podemos imaginar con visión, y conectados a algo más grande que nosotros mismos, que podemos ser algo mejor, más grande o más ambicioso. Tenemos un ideal al que podemos aspirar.
10. La capacidad de religación. Es el vínculo que formamos con una religión, con un dios cualquiera o con nosotros mismos. La religación con una figura superior supone la necesidad de una conversación con esa figura. Ya sea para confesar, pedir o esperar buenos frutos, o desarrollar mejores virtudes. No depende de que seamos adscritos a una confesión (Cristianos, Musulmanes o Budistas) sino que tengamos una conexión con un ente o una figura superior, que controla todo el universo. La espiritualidad no necesita fe, la religiosidad sí.
La capacidad de conectar con una religión o una creencia sujeta a una fe confesional, es algo que demuestra nuestra capacidad para imaginar un culto, rendirle cuentas y rezar construyendo ritos. Es nuestra capacidad de crear rituales y momentos conectados con filosofías que permiten la adhesión a un bien mayor. Somos los únicos seres que rezan, esto por tanto también es humano.