¿Qué es una organización ejecutiva? ¿Qué tiene que tener una organización para lograr sus objetivos?
Una Organización Ejecutiva no es una organización llena de jefes y jefas, sino una que avanza hacia la acción que se propone. Que pasa a la práctica siendo coherente.
Las organizaciones avanzan hacia contextos internos y externos sin precedentes a nivel de diversidad, conectividad, complejidad y tensión. Desde el liderazgo podemos activar funciones para llegar a ser una organización ejecutiva.
En las últimas entradas, hemos visto qué es la Inteligencia Organizacional Ejecutiva y qué es el Modelo MEL, o Modelo Ejecutivo de Liderazgo. Tanto ese modo de ser y entender la organización, como nuestro modelo, tienen un mismo fin: llevar a cualquier organización de una cualquiera, a una organización ejecutiva.
¿Cómo conseguimos hacer las organizaciones sistemas mas «inteligentes»?
Para comenzar, en Perceptians nuestro objetivo con las organizaciones, y los líderes, es llegar a escenarios más «inteligentes». Con esto queremos decir, que utilicen mejor sus recursos y toda su actividad, para alcanzar los objetivos estratégicos o existenciales que se propongan.
Cuando hablamos de mejorar las organizaciones, normalmente hablamos de conseguir más, con el mayor aprovechamiento de recursos, de tiempo, de personas, y con el mayor alcance efectivo de metas propuestas.
Pese a que todas las organizaciones tengan «actividad» y un «día a día», éste puede ser más o menos inteligente. Puede tener más o menos déficits ejecutivos, que se metan delante de la acción inteligente que lleva a las mismas a triunfar. Esto ya lo vimos en otra entrada, y es lo que no queremos para nuestras inteligencias colectivas o organizacionales. Que percepción, pensamiento, decisión y acción fluyan es el objetivo de la inteligencia ejecutiva en la búsqueda de cumplir nuestros retos internos.
¿Qué es una organización ejecutiva?
Primero, una organización ejecutiva, es aquella que aplica las funciones ejecutivas para gestionar todos aquellos aspectos que influyen en su inteligencia en el día a día que la relaciona con su ambiente y consigo misma. Este es el fin último de una persona que se guía por la inteligencia ejecutiva, y también el sino de una organización que se desarrolla de esta forma.
Segundo, una organización ejecutiva es aquella que se preocupa por cuidar los aspectos que hacen que su acción avance hacia la visión y propósitos que tiene, y para ello teniendo en cuenta la importancia de todos los aspectos que conforman una buena relación de ella misma con su interior (sus equipos) y con su exterior (clientes, proveedores, medio ambiente, sociedad, comunidad local y demás entorno).
¿Qué diferencia una organización ejecutiva a otra que no lo es?
La principal diferencia es conceptual. El concepto que trabajamos de Inteligencia Organizacional Ejecutiva nos obliga a entender las organizaciones como sistemas, que sienten, piensan, deciden, actúan y perciben de una determinada manera. Una organización que aspira a un estadio ejecutivo, se diferencia de las demás porque consigue mejores resultados, no sólo a nivel económico.
Las organizaciones que trabajan estas funciones ejecutivas consiguen mejorar en foco, en estrategia, en adaptabilidad, sostenibilidad, conexión con propósitos de alto impacto, mejoran la calidad y la capacidad de trabajar por proyectos.
¿Cuáles son los escenarios que ha de conquistar una organización ejecutiva?
Para terminar, mira cómo la organización como sistema, o ya sea un sólo departamento, pueden tender de un tipo de comportamientos, hábitos y cultura a otros:
De ser una organización agotada y con prisas.
De estar desatenta y distraída.
De estar poco motivada.
De ser una organización insensible o fría.
De ser impulsiva.
De ser una organización desorganizada.
De ser un sistema que apenas toma decisiones.
De ser una organización que deja las cosas para después.
De ser una organización rígida y poco adaptable.
De ser una organización que no aprende y no avanza.
De ser una organización que no se conoce o no sabe quien es.
De ser una organización que no percibe como es su entorno,
ni a sí misma internamente.
A tener energías, ser activa.
A liderar con enfoque.
A ser una organización motivada, y con propósito.
A ser una organización sensible y emocional.
A ser reflexiva y por proyectos.
A tener capacidad de planificación, ser organizada.
A ser uno decidido y que inicia acciones relevantes.
A ser una organización constante y tenaz.
A ser una organización flexible y adaptada.
A gestionar su aprendizaje, y tener una cultura abierta.
A ser una organización que conoce sus fortalezas y debilidades.
A ser una organización activamente perceptiva con los demás y con su interior.
Como ves, todos son retos que a través del liderazgo podemos trabajar en pequeñas organizaciones o en equipos. Todas estas competencias tanto como líderes, como siendo parte de sistemas, se pueden mejorar y desarrollar, para que el proyecto que tengamos siga adelante. Para que la teoría y la práctica se toquen.
Nos vemos en la acción 😉